¡Era de esperarse!

Era de esperarse…

Había llegado el día “D”. Naves espaciales de todo tipo y tamaño sobrevolaban amenazantes el planeta, guiados por una nave nodriza que en una ruta extraña surcaba las grandes ciudades de todo el mundo y en ellas los edificios centrales, tales como el Pentágono y la misma Casa Blanca realizando en ellos respectivos secuestros de grandes personalidades (artistas, políticos etc.) y en ninguno de los casos se había podido abatir a los alienígenas utilizando las armas mas poderosas y eficaces de nuestro planeta.

¿A que se debía su comportamiento? Hecha esta pregunta las Naciones Unidas convocaron a una cumbre, donde los países desarrollados y estudiosos del tema tratarían de encontrar una explicación: Estos solo contaban con una evidencia clara: “un secuestrado” que supuestamente les era ajeno a su fin(a los extraterrestres).

Después de arduas horas de discusiones y de haber analizado dicho testimonio hipotetizaron de que tal vez estos seres del espacio llegaron a la tierra con el fin de hallar un buen combustible para sus naves, habiéndolo encontrado en una sustancia compleja de los cerebros de humanos sumamente inteligentes.

Por eso de su trayectoria recorriendo las grandes urbes y de los secuestros puntuales. En conclusión era la idea que mas se acercaba a la lógica dentro de un panorama realmente ilógico e impensado por la raza humana. Pero se necesitaba saberlo con certeza para así encontrar una pronta solución.

La luz de esperanza no tardo en llegar y en reforzar lo que se pensaba. Llegó el turno de la metrópolis porteña, Buenos Aires (Argentina)…

De pronto el día se convertía en noche y el Sol desaparecía tras la majestuosidad de la nave nodriza, el Obelisco tiñéndose de claroscuro se asemejaba a un dedo señalando allí entre los edificios, a la gran maquina sobre el cielo que cegaba con las luces a su paso.

Los secuestros eran inevitables y se produjeron, como era de esperarse en el Congreso y la Casa rosada. Pero el hecho curioso es que cuando la nave quiso emprender su viaje asediada por las fuerzas armadas argentinas, “que a la vista parecían aviones a control remoto emitiendo lucecitas s de colores…” comenzó un descenso abrupto que terminó en una catástrofe extraterrestre y en algarabía popular del pueblo argentino, habiendo logrado lo que las grandes naciones no habían podido: destruir la nave nodriza y así provocar la retiradamasiva de los visitantes del espacio.

¿Nuestras fuerzas armadas habían logrado lo imposible? ¿La sabiduría argentina pudo con la alienígena? En gran parte si…

La nave nodriza después de haber pasado por nuestros emblemáticos edificios ¡Se había quedado sin combustible!…

Fernando Lértora

 
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