Para poder llegar al cielo...

Para poder llegar al cielo
Miró hacia fuera por la ventana empañada, llovía, como la mayor parte de ese triste mes de agosto, había pasado una buena parte del día meditando, pensando, recordando su vida; sufriendo por las cosas malas que le había tocado vivir y también por las buenas, por que probablemente nunca volvieran a repetirse, o simplemente por habían sido, ya eran pasado. Vestido con su viejo equipo de gimnasia se dispuso a salir, siempre le había gustado correr bajo la lluvia, desde niño, sentía un gran placer cuando lo hacia, se notaba distinto, a los demás, y al mismo tiempo a la persona que era a diario. En su carrera no llevaba rumbo fijo, simplemente se dejaba llevar por su instinto, disfrutando de su juego, ensimismado en sus pensamientos. Las luces que alumbraban Arrecifes normalmente, hoy brillaban por su ausencia, algún desperfecto en la planta generadora de energía eléctrica pensó, ocurría habitualmente en días de tormenta, o quizás se habían robado los cables de alta tensión, cosa que en los últimos meses también ocurría asiduamente. Corría con soltura, ágilmente, tantos años de hacerlo habían conseguido que correr le resultara mas fácil que caminar, era su cable a tierra, correr, soñar, volar. Esa era la sensación que le producían sus trotes diarios.
Se había sentido raro durante toda la jornada; el encierro quizás, o tal vez ese medicamento que le recetara su medico, y sobre el que le había prevenido que podía llegar a causarle mareos, dolor de cabeza y algunos otros malestares. Sentía un zumbido en sus oídos y dificultades para enfocar la vista. Fue en esa oscura noche de invierno que tuvo una visión, ¿O fue realidad? … Allí delante de el, por detrás de a ratos, o a su lado en un instante marchaba otra persona…Intentó reconocer su rostro, su forma de correr…Finalmente consiguió hacerlo ¡Era el mismo! O al menos alguien muy parecido, o no tanto. El rostro de su acompañante coincidía con sus facciones, pero recorría el mismo un gesto de felicidad, de satisfacción, ¡De estar en paz consigo mismo! Todo lo contrario del suyo, siempre cruzado por un rictus de tristeza, de dolor. Quien fuera el que corría a su lado no podía ser el, aunque su cara y cuerpo fueran exactamente iguales… ¡Era la persona que el hubiera querido ser! No entendía como, pero de pronto pudo entrar en sus pensamientos. Ese hombre era feliz, ese hombre era alguien que había elegido ser fiel a sus convicciones, a sus ideas, que nunca concurrió a misa, jamás cumplió con los horarios establecidos por los demás, que siempre ayudó a quien lo necesitare; sin importarle credo, religión o ideología política era un hombre…¡De verdad!, que nunca permitió que grabaran en su cerebro: las viejas y archiconocidas “buenas costumbres” impuestas por la sociedad…para quedar bien, que no iba a un velatorio a llorar por el muerto, siendo que en vida del mismo jamás se había acordado de ir a verle, ni en las buenas, ni en las malas. Que cuando tuvo ganas de hacer algo lo hizo…Sin importarle el que dirán; Que no deseaba felicidades para las “fiestas” de Navidad o Año Nuevo a aquellas personas que había criticado, o con las que peleaba con razón o no durante todo el año…Era ¡Un hombre autentico!. De pronto sintió odio, rabia frustración…Buscó la figura que lo acompañaba, quería atraparlo, golpearlo ¡Destruirlo! …Ya no quería hurgar en su mente, en sus ideas. Quería matarlo, le estaba mostrando lo fracasada que había sido su vida, aunque hubiera hecho todo lo que la sociedad, dice que es bueno para uno ¡Mentiras! Le gritó su sombra, no lo eran. Trató de asirlo para golpearlo y no pudo, se escurría de sus manos como si no existiera. Entonces decidió escapar, huir de el, no quería verlo ni oírlo mas. Corrió como nunca, con desesperación, con miedo; nunca recordó por cuanto tiempo ni como llegó a su casa…Entró a los tumbos, completamente agotado, se dirigió al baño. Una ducha eso precisaba. Al salir de el baño pensó en voz alta, voy a hablar con el medico, ese remedio que me indicó tomar me ha hecho sentir raro todo el día, hasta la memoria me falla ¿Me pasó algo cuando salí a correr? No consigo recordarlo, mejor será que me acueste temprano, no vaya a ser que mañana llegue tarde a trabajar, pierda el premio a la asistencia perfecta y encima mi Jefe me regañe…Además mañana es el cumpleaños de su esposa, tengo que encargar un ramo de flores…Si eso es lo que voy a hacer, eso después de rezar un “padrenuestro” ¿No es lo que dicen que debe hacer una persona de bien? ¡Agradecer a Dios el estar “vivo”, para poder así llegar al cielo!

Santiago Ernesto Lértora
 
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