No has muerto. Has vuelto a mí. Lo que en la tierra
-Donde una parte de tu ser reposa-
Sepultaron los hombres, no te encierra;
Porque yo soy tu verdadera fosa.
Dentro de esta inquietud del alma ansiosa
Que me diste al nacer, sigues en guerra
Contra la insaciedad que nos acosa
Y que, desde la cuna, nos destierra.
Vives en lo que pienso, en lo que digo,
Y con vida tan honda que no hay centro,
Hora y lugar en que no estés conmigo;
Pues te clavó la muerte tan adentro
Del corazón filial con que te abrigo
Que, mientras más me busco, más te encuentro.
